En este programa hablamos del poder curativo de los bosques según un estudio realizado en dos hospitales de Gerona, en el que se asegura que pasear por los bosques centenarios fortalece el sistema inmunitario. En concreto, la noticia decía que el contacto con la naturaleza propicia un aumento de las proteínas anticancerígenas, refuerza el sistema inmunitario y mejora el bienestar de las personas con fibromialgia. Se trata de un estudio realizado en Gerona, donde profesionales de dos hospitales han comprobado los beneficios que el contacto con los bosques centenarios tiene para estos pacientes. La noticia decía también que la «medicina forestal» está muy extendida en otros países, y en algunos de ellos, como Japón, se han invertido grandes cantidades en investigación para demostrar el valor terapéutico de los bosques, se han incorporado esas terapias en la cartera pública de servicios, y se han censado medio centenar de bosques con esas cualidades beneficiosas para la salud. En el estudio resaltan que ese valor terapéutico se da de manera especial en los bosques centenarios. Es decir, en aquellos bosques o zonas de los bosques donde abunden ejemplares longevos, con muchos años a cuestas, y, de manera específica, en bosques que hayan sido muy poco transformados o «tocados» por la mano del hombre, apuntaban que en esos bosques viejos se da una mayor abundancia de líquenes, musgos, maleza y, en general, de una mayor presencia de sustancias volátiles en el ambiente que se respiran cuando uno pasea por ellos y que acaba influyendo en el sistema inmunitario.
Con esta magnífica excusa nos acercamos a la Tejeda de Tosande, un espectacular bosque de tejos muchas veces centenarios que encontramos en la Montaña Palentina. Contamos cómo se llega, cómo se realiza el paseo y qué importantes cosas has de tener en cuenta si te acercas por allí.
En realidad los bosques de tejos son una auténtica rareza. De hecho, se trata de una especie de crecimiento muy lento pero de una gran longevidad dado que, cuando se les deja, no es infrecuente que puedan alcanzar los 1.500 años de edad. El problema con los tejos es que al crecer tan despacio no es fácil que lleguen sin complicaciones a convertirse en ejemplares adultos, especialmente porque los brotes jóvenes son fácilmente devorados por el ganado o la fauna silvestre. El valor de su madera, que destaca por una gran dureza y elasticidad, es otra de las causas de la escasez de estos árboles en la actualidad, al haberse esquilmado en otro tiempo bosques enteros en aras al aprovechamiento maderero.
Lo que tiene de especial la Tejeda de Tosande es que encontramos tanto una gran concentración de ejemplares, hay censados cerca de 800 tejos, y estos además son de una gran longevidad. En el paseo que demos vamos a encontrar muchos ejemplares de entre cinco y seis metros de cuerda y seguro que algunos con más de 1.000 años. Estas dos circunstancias, el número de ejemplares y la edad de los tejos, hace que esta tejeda en concreto sea una de las masas boscosas con mayor valor biológico de Europa.
No dejes de echar un vistazo al reportaje que tengo publicado en SIEMPREDEPASO.ES: http://www.siempredepaso.es/la-tejeda-de-tosande-palencia/.
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