Villa romana de La Dehesa, en Cuevas de Soria (Soria)

Instalación museística de la villa romana "La Dehesa", próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Instalación museística de la villa romana "La Dehesa", próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
La Dehesa fue una de las primeras villas romanas descubiertas en España, en 1927. Se localiza junto a la localidad de Cuevas de Soria. Ahora ha abierto sus puertas al público y es posible contemplar desde unas pasarelas la belleza de los mosaicos que adornan 21 de las 22 estancias que la forman. Después de la visita a esta villa os recomiendo que os acerquéis hasta el cañón del río Izana que, a lo largo de 5 km, une las localidades de Cuevas de Soria y Villabuena. Se trata de un pequeño desfiladero que solo puede recorrerse a pie cuando el río está seco y es posible caminar por su cauce.

 

De visita en casa de los Írricos

La Dehesa fue una de las primeras villas romanas descubiertas en España

  © Texto, vídeo y fotografías:  JAVIER PRIETO GALLEGO   

Salvo su nombre –los Írrico o Írricos- descubierto en una inscripción, no sé sabe nada de ellos. Solo que vivieron durante algo más de 100 años y dos o tres generaciones en unos campos muy próximos al actual pueblecito de Cuevas de Soria.  Y que tenían una casa de campo que debió de ser la envidia del vecindario. En caso de que hubiera vecinos cerca es difícil imaginar otra casita de campo que superara los 4.100 metros cuadrados de la suya.

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También se sabe que los Írricos, como los Alcántara, no eran una familia cualquiera. Sus raíces eran celtíberas y en unas pocas generaciones adaptaron la cultura y formas de vida romana como propias. Es decir, se dieron a la buena vida que otros no se podían permitir e hicieron alarde del buen gusto que se le presuponía a una familia romana de pura cepa. Y esto se imagina no solo por las dimensiones de su casa de campo, también por el repertorio y calidad de los mosaicos que visten los suelos de 21 de sus 22 habitaciones. Contar con buenos mosaicos era para los romanos pudientes un lujo al que se entregaban con fruición. Tanto por el gustito que les daba caminar sobre ellos como por el orgullo con el que los mostraban a las visitas. Así que a juzgar por los mosaicos de la villa romana La Dehesa, que es como se la conoce ahora, a los Írricos no les debió de ir mal en la vida. Al menos durante un tiempo, porque entre las muchas cosas que se desconocen de este lugar es el motivo por el que fue abandonada, dejándola tal cual pero sin un triste mueble, más pelada que un plátano en un daiquiri. Algo que extraña, dado que en muchas ocasiones las villas romanas que se conocen en España quedaban abandonadas tras un incendio o la destrucción sufrida en alguna guerra.

Villa romana "La Dehesa", próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Villa romana «La Dehesa», próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

La villa romana La Dehesa fue descubierta, como tantas otras, de pura chiripa cuando en 1927 un hombre que intentaba levantar un cobertizo picó justo donde 1.600 años antes los Írrico habían disfrutado de su vivienda campestre, unas campas junto a las que pasa el río Izana, bien orientadas al sur y en la parte más protegida del valle. Aquel hombre, sin comerlo ni beberlo, había dado con una de las primeras villas hispanorromanas descubiertas en España. Informado del hallazgo, el arqueólogo Blas Taracena fue el primero en hacerse cargo de las excavaciones para irse percatando, poco a poco, de que aquel descubrimiento casual había sacado a la luz un conjunto realmente excepcional, tanto por sus dimensiones como por la armonía de los diseños que mostraban sus mosaicos. Tras el momento de estupor, y después de realizar los dibujos de los 21 mosaicos, el yacimiento emprendió un largo camino de claroscuros –con más oscuros que claros- en el que pasó por muy diferentes etapas. Aquel viaje entre la indiferencia de muchos y la curiosidad esporádica de unos pocos finalizó hace un par de semanas con la apertura del yacimiento, integrado ahora en un proyecto museístico más amplio que explica la vinculación del mundo hispanorromano con la diosa romana Magna Mater, la Cibeles griega, fuente de la vida.

Instalación museística de la villa romana "La Dehesa", próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Instalación museística de la villa romana «La Dehesa», próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Tras el recorrido por la zona museística del yacimiento, en el que mediante un vídeo, paneles y algunas piezas arqueológicas se pone de relevancia cómo muchas costumbres actuales son la herencia cultural y religiosa legada por los romanos, una pasarela permite al visitante transitar sobre la estructura del edificio mientras contempla desde arriba los mosaicos que han sido recuperados en las diferentes estancias.

Mosaicos de la villa romana "La Dehesa", próxima a la localidad de Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Mosaicos de la villa romana «La Dehesa», próxima a la localidad de Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

El edificio presenta una planta rectangular organizada en torno a un amplio espacio ajardinado. Alrededor del jardín se abre un espacioso corredor con columnas –el peristilo- que, a modo de claustro, ponía en comunicación y daba acceso a las diferentes estancias. Una de las singularidades de este yacimiento es la presencia destacada de dos estancias a las que, por su volumen y espacialidad, se presupone una función especial. Estas dos estancias debieron de ser las únicas que no contaron con una segunda planta. La más relevante, con un ábside semicircular que rompe la linealidad de la fachada exterior, es la que se sitúa en el centro del lado norte, el aula magna, con casi 200 metros cuadrados. La otra gran estancia, en el lado oriental, fue el comedor. Junto a este último se localiza la zona termal–frigidarium, tepidarium, caldarium-, a la que los romanos sabían sacar tanto partido.

Patio ajardinado de la villa romana "La Dehesa", próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Patio ajardinado de la villa romana «La Dehesa», próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Tanto la disposición como el tamaño de la mayoría de las estancias ha hecho interpretar a los investigadores que, más que tratarse de una explotación agropecuaria al uso en aquel ambiente hispanorromano, la villa romana de La Dehesa pudo tener también una función algo más parecida a un centro formativo, puede que una especie de monasterio pagano en el que fueran frecuentes los debates y discusiones en pequeños grupos. Lo que también explicaría que todas las estancias estuvieran adornadas con mosaicos de motivos geométricos, puede que aludiendo a diversos conceptos pitagóricos, en lugar de los motivos figurativos frecuentes en otras villas romanas.

Maqueta de la villa romana "La Dehesa", próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Maqueta de la villa romana «La Dehesa», próxima a la localidad de Las Cuevas de Soria. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

El resultado de las excavaciones hace suponer que esta villa fue levantada a principios del siglo IV sobre los restos de una construcción anterior del siglo I, en un momento de gran inestabilidad política y social marcada por el debilitamiento de la estructura política romana, a la que sucederían las invasiones bárbaras; una gran crisis económica que empujó a aquellos que podían a instalarse en el campo montando complejos agropecuarios que, de alguna manera, aseguraran su autoabastecimiento; y una crisis religiosaen la que se desmorona el sistema de creencias para dar paso al monoteísmo cristiano, convertido en religión oficial a partir del año 325.

Pasarela de madera sobre el cauce seco en el pequeño desfiladero del río Izana, entre Las Cuevas de Soria y Villabuena. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Pasarela de madera sobre el cauce seco en el pequeño desfiladero del río Izana, entre Las Cuevas de Soria y Villabuena. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Un rincón que seguro que no ha cambiado desde el tiempo en el que los Írricos se dedicaban –posiblemente- a la cría de caballos es el cercano y recoleto desfiladero del Izana, un estrecho pasillo natural que rasga la superficie caliza del páramo entre las localidades de Cuevas de Soria y Villabuena. La mala noticia es que el río baja ahora completamente seco. La buena es que allí donde resulta imposible caminar por las orillas, dado que las estrecheces y la maleza son abundantes, ahora es posible hacerlo por el interior del cauce. Se completan así 5 kilómetros de delicioso paseo entre ambas localidades con la sensación de caminar por un corredor del fin del mundo, un lugar tan apartado de todo como en su momento pretendieron estarlo los Írricos en su casita de campo.

Pequeño desfiladero del río Izana entre Las Cuevas de Soria y Villabuena. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Pequeño desfiladero del río Izana entre Las Cuevas de Soria y Villabuena. Soria. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

EN MARCHA. La villa romana La Dehesa se localiza en las proximidades de la localidad soriana de Cuevas de Soria. Se puede acceder desde Soria por la SO-100 en dirección a Berlanga de Duero. Unos kilómetros antes de Quintana Redonda la SO-P-4190 se desvía hacia Izana y Cuevas de Soria.

LA VILLA. Información: tel. 660 017 854; web: www.facebook.com/magna.mater.50. Horario: martes-sábado, 11-19 horas; domingo y festivo, 11-14 horas.

EL PASEO. El pasillo que el río Izana abre entre las localidades de Cuevas de Soria y Villabuena brinda la oportunidad de un solitario paseo. El camino, que parte de las proximidades de la iglesia de Cuevas, acaba desapareciendo a unos 2 kilómetros para convertirse en un sendero en ocasiones desdibujado por la maleza. Con el río seco es posible proseguir por el interior del cauce. Entre las dos poblaciones son 5 kilómetros que pueden hacerse en unas dos horas.


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