El puente de Alcántara (Cáceres)

Puente romano de Alcántara. Siglo II. Alcántara. Río Tajo. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego;
Puente romano de Alcántara. Siglo II. Alcántara. Río Tajo. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego;
El puente romano de Alcántara es una obra única en el mundo, por sus dimensiones y por su belleza. Ha sido escogido Mejor Rincón de España 2014. Viajamos hasta él y acompañamos al Tajo hasta su paso hacia Portugal entre las hermosas y solitarias dehesas extremeñas del parque natural Tajo Internacional.

Uno de los rincones con más admiradores de España

© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

El puente de Alcántara es un caso excepcional: dos mil años de edad y sigue ganando concursos de belleza como si conociese el secreto de la eterna juventud. Y por aclamación popular. Por si no lo saben, acaba de ser escogido el Mejor Rincón de España 2014 dentro del concurso que por tercer año consecutivo organiza la Guía Repsol, honor que comparte con la ermita de San Felices de Haro. Los dos fueron votados por más de 700.000 internautas dejando atrás al resto de participantes en la selección, uno por cada comunidad autónoma.

Un viaje para conocer in situ esta espectacular obra romana es un viaje para acompañar también el discurrir del río Tajo en su camino hacia tierras de Portugal. Un río Tajo que viene a despedirse de su andadura extremeña brindando a quien le siga un largo reguero de rincones de postal. De ellos, el más memorable -mucho más ahora que está condecorado- puede que sea el puente de Alcántara pasándole por encima en seis airosas zancadas.

Dehesa. Camino de la Loma. Cedillo. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego;
Dehesa. Camino de la Loma. Cedillo. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego;

Pero, desde luego, no es el único: en sus últimos kilómetros antes de hacerse portugués abundan los parajes solitarios de naturaleza casi virgen, los encinares y un paisaje de dehesas entre los que se da una insólita concentración de monumentos megalíticos. Mientras, arriba, en el horizonte, despuntan viejos castillos, fortalezas de las que todavía emana el recuerdo de una de las órdenes militares más influyentes de la historia de España, la de Alcántara, que tuvo en estas tierras su centro de organización y poder.

En marcha

Dejando atrás la autovía de la Plata, A-66, hacemos el primer alto -literalmente- en el castillo de la localidad de Portezuelo para asomarnos a ese mar de encinas desde las desdentadas almenas de una fortaleza que ya utilizaron para lo mismo romanos y árabes. Era su forma de controlar el paso por la calzada que atraviesa la sierra de Portezuelo, un punto de control estratégico que acabó convertido en un importante castillo en torno al siglo X.

Mientras se bordean en la distancia las orillas del embalse de Alcántara se alcanza Ceclavín, famosa por una técnica alfarera especial conocida como enchinao consistente en la incrustación de piedras diminutas en el barro para formar los dibujos. También lo es por la elaboración de vino casero o de pitarra.

Cerámica tradicional de Ceclavín. Ceclavín. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego
Cerámica tradicional de Ceclavín. Ceclavín. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego

El siguiente alto del viaje puede hacerse en Zarza la Mayor, una población fronteriza que, como otras a lo largo de esta frontera, sufrió durante siglos en primera línea unos encontronazos que siempre acababan mojados con sangre. Quien sienta curiosidad puede acercarse por caminos hasta las ruinas del castillo de Peñafiel, a unos tres kilómetros del pueblo. Sin salir del casco urbano tiene interés la iglesia de San Andrés, del siglo XVI. El Ayuntamiento se ubica en la que fuera Real Fábrica de Seda.

Y llegamos ya, por la EX-117 tomada hacia el sur, a Alcántara. La imagen de su puente romano, que aspira a convertirse en algún momento en Patrimonio de la Humanidad, es de las que no se olvidan. Méritos tiene. De hecho, es una obra única en el mundo tanto por sus dimensiones como por su estado de conservación: más de dos mil años en pie para demostrar que las obras, cuando se hacen a conciencia, pueden durar lo que las echen. Y, encima, es bonita.

El caso es que fue puesto ahí a finales del siglo I para facilitar la salida del material que se extraía en las minas de oro y plomo que los romanos controlaban en la zona y que circulaban entre la Vía de la Plata y la Lusitania occidental. Una ubicación estratégica que le ha tenido en el punto de mira de todas las conquistas y disputas que por ahí han pasado, y que han sido multitud. También los baquetazos recibidos y los intentos de destrucción. Uno de los primeros de los que se tiene noticia fue a manos musulmanas en 1213, tirando abajo el primeros de sus arcos en un intento por defenderse del cerco al que les sometía Alfonso IX. La reconstrucción llegó en 1543 por orden de Carlos I y un nuevo embate durante la Guerra de Sucesión en el siglo XVIII, en la que sufrió la rotura parcial de un arco. La Guerra de la Independencia volvió a dejarlo roto por uno de sus arcos hasta que en 1860 se restauró definitivamente.

Puente romano de Alcántara. Siglo II. Alcántara. Río Tajo. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego
Puente romano de Alcántara. Siglo II. Alcántara. Río Tajo. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego

El arco del triunfo que se alza en medio está dedicado al emperador Trajano, mientras que en la orilla se alza un templete con dos arcos para ensalzar a Cayo Julio Lacer, arquitecto y director de las obras del puente.

Otra de las joyas patrimoniales de Alcántara es el monasterio de San Benito, sede prioral de la Orden de Alcántara cuya construcción dio comienzo en 1505. Es un valioso conjunto arquitectónico en el que destaca el claustro, de estilo gótico, pero en el que también son notables la antigua hospedería, cuya fachada exterior recibe el nombre de Galería de Carlos V, y la iglesia, una joya inconclusa del plateresco. La fachada principal de la hospedería sirve de telón de fondo cada año para la celebración del Festival de Teatro Clásico.

Convento de San Benito. Alcántara. Cáceres. Extremadura. España.© Javier Prieto Gallego
Convento de San Benito. Alcántara. Cáceres. Extremadura. España.© Javier Prieto Gallego

El callejeo por la localidad, donde no faltan los rincones pintorescos ni caserones nobiliarios, llevará hasta la iglesia de San María de Almocóvar, con uno de los pocos ejemplos de arquitectura románica extremeña en una de sus portadas. En su interior conserva la pila donde fue bautizado san Pedro de Alcántara. La tradición asegura que la iglesia de San Pedro de Alcántara, del siglo XVII, se alza sobre el solar de la casa en la que nació.

Pero Alcántara, además de ser cuna de uno de los santos más ascéticos del santoral, tiene a gala contar con varios de sus platos más tradicionales en el elitista recetario francés. La cosa ocurrió durante la Guerra de la Independencia, en la que las tropas del general Junot saquearon a placer los tesoros del convento benedictino, biblioteca incluida. Es así como el recetario conventual llegó a manos del general Junot y de su esposa Laura. Y es así como la famosa perdiz al modo de Alcántara, extremeña de pura cepa, acabó convertida en plato francés.

Para acompañar al Tajo hasta la raya fronteriza hay que partir de Alcántara por la EX-207, tomar después la EX-117 y más adelante, en Membrío, el desvío de la CCV-126. Los últimos kilómetros del río por España discurren a través de parajes solitarios, de amplias dehesas y un gran valor ecológico. Tanto, que todo este territorio ha dado lugar a un espacio natural protegido de carácter transfronterizo, el parque natural Tajo Internacional, 25.000 hectáreas de un ecosistema de impronta mediterránea en las que el Tajo despliega un sorprendente catálogo de fenómenos geológicos entre los que destaca la marcada personalidad de sus riberos y los encajonamientos entre paredes de más de 100 metros de altura por los que discurren esos últimos kilómetros extremeños.

Mirador de Los Negrales y las Riberas del Tajo. Espacio natural Tajo Internacional. Herrera de Alcántara. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego
Mirador de Los Negrales y las Riberas del Tajo. Espacio natural Tajo Internacional. Herrera de Alcántara. Cáceres. Extremadura. España. © Javier Prieto Gallego

Una buena forma de desvelar algunos de los secretos mejor guardados de este espacio es visitar el centro de interpretación de la naturaleza de El Péndere (tel. 937 59 23 11), ubicado en una vieja ermita de Santiago de Alcántara. El brindis por su feliz viaje a través de tierras portuguesas queda muy aparente en el mirador de Negrales, un balcón con vistas al Tajo ubicado en pleno corazón del parque, al que se llega por caminos siguiendo la señalización desde Herrera de Alcántara.

Claro que si no queremos dar por finalizado el viaje aquí también es posible pasar al otro lado de la frontera. Aunque se tienen que dar dos condiciones: primero, viajar hasta Cedillo, la población más occidental de Extremadura, y, después, que sea fin de semana. En este punto, la frontera con Portugal solo está abierta desde las 10 horas del sábado hasta las 22 del domingo.

Mapa

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