Arroyo de Ruidosos. Ruta de la Cervatina. Parque Regional de Picos de Europa. Puebla de Lillo. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Arroyo de Ruidosos. Ruta de la Cervatina. Parque Regional de Picos de Europa. Puebla de Lillo. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
En esta ruta circular del valle del Porma nos acercamos hasta un pequeño rodal de tejos que prospera en el interior del hayedo. Es uno de los senderos señalizados que podemos disfrutar en el Parque Regional de los Picos de Europa.

TEJOS Y TORREONES

Paseo a pie por la senda de La Cervatina, en el valle del Porma

© Texto, vídeo y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

Tiempos ha el torreón circular que emerge como un faro sobre los tejados de la población montañesa de Puebla de Lillo servía, más que para otra cosa, para que los condes de Luna pusieran orden y concierto en sus posesiones, especialmente disputadas por los Osorio, marqueses de Astorga y, a la sazón, enconados contrincantes de los de armas tomar. Aquí, en el valle que abre el río Porma en mitad de la montaña leonesa, estaba en juego el control de los pasos que, en este sector, se extienden por el norte hacia las tierras asturianas a través de los puertos de San Isidro, Tarna y Las Señales. Eso y el jugoso alquiler de pastos que tanta ladera herbosa brindaba al tropel de merinas que, llegado el estío extremeño, venía a triscar con ansia de goloso.

Hoy ese mismo torreón emergente goza las mieles de verse reconvertido en centro de interpretación y punto de mira de quienes se llegan hasta Puebla de Lillo en son de paz y apetito de sacar el mayor jugo posible a una visita por el interior del parque regional de Picos de Europa. El torreón medieval es también el mejor punto de información y partida para quienes se arranquen en busca del rodal de tejos varias veces centenarios que alberga el umbrío valle de La Cervatina, mágico repliegue al pie de la sierra del Arveyal hasta el que merece la pena acercarse, aunque sólo sea por saludar de tú a tú a unos seres vivos cuya infancia transcurría al mismo tiempo que la de Cristóbal Colón.

Desde la atalaya es menester buscar –y visitar si se tercia-, en la parte baja de Puebla, el otro edificio en que se biloca el centro de interpretación del parque, sito en las antiguas escuelas. La calle avanza hasta una plazuela amorfa, a la que se asoma el bar Madrid y desde la que arranca la calle El valle, inicio de lo que unos metros después es la cómoda pista forestal que recorre la base del Susarón (1.878 m) por su vertiente septentrional. A la altura de la primera bifurcación y justo al borde del puente que salva el río del Celorno se encuentra situado el panel informativo con el plano del paseo a recorrer, de gran utilidad si no se ha conseguido antes alguno de los que dispensan gratuitamente en el torreón defensivo-informativo. En cualquier caso, y hasta que algún cafre actúe de oficio, el paseo se encuentra perfectamente señalizado en todos sus cruces y puntos dudosos.

Valle de Támbado. Ruta de la Cervatina. Parque Regional de Picos de Europa. Puebla de Lillo. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Valle de Támbado. Ruta de la Cervatina. Parque Regional de Picos de Europa. Puebla de Lillo. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

El viaje hacia el rodal de tejos, de notables ejemplares pero no con tantos como para llamarlos tejera, es una tendida ascensión que, tras pasar junto al monolito de la fuente del Obispo, las praderías de Vega Ternillo, el collado de Ruidoso, la escalinata acuática del arroyo Ruidoso y el collado del Canto del Oso, busca la bifurcación cuyo ramal siniestro lleva, en unos 300 metros, hasta los mastodónticos ejemplares de taxus.

Tejos del valle de La Cervatina. Ruta de la Cervatina. Parque Regional de Picos de Europa. Puebla de Lillo. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Tejos del valle de La Cervatina. Ruta de la Cervatina. Parque Regional de Picos de Europa. Puebla de Lillo. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Tras el pasmo que produce ver el porte que pueden llegar a alcanzar estos árboles de crecimiento lento y testarudez sin límite, el paseo busca el tornaviaje valle abajo por el ramal que no se tomó antes hasta el cruce de Jovaqueros para dirigirse al encuentro del área de descanso y ermita de Pegaruas. Se sale después a una pista asfaltada para, casi inmediatamente, abandonarla, desviarse de nuevo a manderecha, continuar por la vega del río Silván y, mientras se bordea la base del poderoso pico del Águila (1451 m), buscar con la mirada la silueta inconfundible del cilíndrico torreón que los condes de Luna erigieron para controlar cuanto sucedía en el valle.


CÓMO LLEGAR

. La ruta de La Cervatina es un paseo señalizado que parte de la localidad de Puebla de Lillo, hasta donde puede llegarse desde Boñar por la LE-331.

EL PASEO

. Con puntos de partida y llegada en Puebla de Lillo, es un recorrido circular de unos 13 kilómetros que pueden hacerse con comodidad en unas cinco horas. Se transita siempre por una pista forestal cuyos puntos dudosos y desvío aparecen siempre señalizados.

Todo el recorrido está balizado con las bandas blancas y amarillas correspondientes al PR. LE-28.

Todo el recorrido puede realizarse también en bicicleta de montaña.

croquis-sendero de la cervatina


EL TORREÓN. Habilitado como Casa del Parque ofrece en su interior información sobre el parque regional de Picos de Europa y los diversos recorridos señalizados que pueden realizarse en él. Tel. 987 73 10 91.

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