Ruinas del convento de la Hoz (Hoces del Duratón, Segovia)

Las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz despuntan sobre uno de los meandros más pronunciados del Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;
Las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz despuntan sobre uno de los meandros más pronunciados del Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;
El Monasterio de Nuestra Señora de la Hoz se encuentra en lo más profundo del Cañón del Duratón (Segovia). Y lleva allí desde el siglo XIII. Unas evocadoras ruinas hasta las que se puede llegar andando cuando el nivel del río baja. Te cuento cómo.

BENDITAS HOCES

El convento de la Hoz, ruinas y abandono en lo más profundo del cañón del Duratón

© Texto y fotografías: Javier Prieto Gallego

Para visitar las ruinas esqueléticas del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, que aún perduran en el meandro más pronunciado de todos los cañones del Duratón, en los alrededores de Sebúlcor, han de darse varias circunstancias. La más importante es estar fuera de la época en que las parejas de buitre leonado sacan adelante a sus proles. Es decir, entre el 1 de enero y el 31 de julio. La segunda es que el caudal del Duratón vaya lo suficientemente mermado como para que pueda transitarse por la orilla del río. La tercera es no tener un excesivo temor a que en cualquier momento se desgarre algún pedruscón de los acantilados que rodean el convento y venga a caer desde lo alto justo en el sitio en el que uno esté. Esta última circunstancia, imprevisible pero posible y real, ha estado igualmente vigente a lo largo de los 700 años en los que el convento estuvo habitado por frailes franciscanos. De hecho, no fue óbice para que, según las crónicas, personajes de la talla de Felipe II o Isabel la Católica llegaran a visitarlo. En todo caso, si cualquiera de estas condiciones impide culebrear por entre los despojos de este espectacular enclave siempre queda la opción de contemplarlo desde el mirador ubicado en lo alto del farallón. A vista de buitre, que en estos lares es lo suyo.

Las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz despuntan sobre uno de los meandros más pronunciados del Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;
Las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz despuntan sobre uno de los meandros más pronunciados del Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;

Pero la buena noticia es que ahora los polluelos de leonado ya van camino de la adolescencia y es posible -asegúrate antes de acercarte- que el Duratón corra ya tan mermado que, en algunos recodos, sea un puro cenagal. Así que si uno no es demasiado timorato puede ser un buen momento para llegarse hasta este rincón tan perdido de la mano de Dios como espectacular y misterioso. Y espuela para la tristeza que nace de ver cómo un patrimonio tan valioso, por su ubicación y por su historia, se deshace como azucarillo en leche caliente: un par decenios más y las lagartijas no tendrán ni donde practicar la escalada.

Aunque siempre es posible que los buitres leonados se hayan ido transmitiendo de generación en generación el cuento de cómo llegó a fundarse un convento de franciscanos en lo más hondo de un cañón con paredes vértigo, sobre un espolón rocoso que el Duratón rodea casi por completo. Y cómo fue adquiriendo, poco a poco, el aspecto de un barco tan aislado del mundo que apenas se podía alcanzar por un par de senderos escabrosos. Y cómo los frailes escuchaban el rugir del río, a veces fiero y terrible, desde las ventanas de sus celdas, que se abrían directamente sobre los abismos que rodeaba la corriente. Y cómo llegó aquí a fundarse, en 1680, el primer colegio de misioneros de España. Y cómo a aquel lugar, habitado y vivido durante siete siglos, le llegó un día su hora. Y por decreto fue vaciado, vendido y despojado. Y sus piedras comenzaron a desmoronarse hasta que sólo quedó en pie un débil esqueleto. El esqueleto correoso y evocador que sobrevuelan si cesar los buitres leonados del Duratón.

El río Duratón ha ido socavando la roca hasta formar espectaculares meandros, como este que se contempla junto a las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz. Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
El río Duratón ha ido socavando la roca hasta formar espectaculares meandros, como este que se contempla junto a las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz. Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Sí está documentado que la fundación del convento debió de producirse en el año 1231. Y que la elección de un lugar tan arriscado y poco propicio para construir nada debió de estar relacionada con la existencia allí de una ermita anterior y del descubrimiento en ese preciso lugar de una talla de la Virgen de los Ángeles 400 años después de que San Frutos la hubiera escondido ahí para evitar que cayera en manos de los bárbaros invasores.

A quien se pasee por los alrededores y luego descienda al fondo del cañón le asaltará enseguida la intriga de cómo es posible que, entre semejantes pedregales y arenales, pueda prosperar una comunidad de hombres, por pequeña y austera que sea. Sobre todo si a uno le viene a la memoria la visión de otros monasterios rodeados de fértiles campos que fueron ampliando propiedades y terrenos al mismo trote que acumulaban riquezas y elevaban los techos de sus iglesias. Así que vale hacer hincapié, a la vista de lo que se ve, que los de la Hoz eran monjes franciscanos que sustentaban sus fraternidades en el voto de pobreza y veían en la naturaleza una directa manifestación de Dios. Estos del Duratón conseguían salir adelante con las limosnas de los devotos, los patronos, las huertecillas que les cabían entre las paredes del cañón y los peces que, a buen seguro, serían capaces de pescar desde las propias ventanas del convento. Y a la vista de la maravilla natural que aquí conforman los cañones del Duratón, vivir dentro de ellos debía ser como habitar en el propio regazo de Dios.

El acceso a las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz puede hacerse a pie por la orilla del río cuando el caudal desciende durante los meses de verano. Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
El acceso a las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz puede hacerse a pie por la orilla del río cuando el caudal desciende durante los meses de verano. Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

El paseo

El paseo hasta este mágico lugar, que se encuentra en el interior del parque natural de las Hoces del Duratón, puede iniciarse en la localidad segoviana de Sebúlcor, desde donde se sigue sin pérdida la señalización hacia el convento. Saliendo de él por la plaza de la Fragua y girando después a la izquierda al alcanzar una chopera, el paseo sigue entre pinares una ancha pista forestal muy transitada por quienes se adentran por el cañón en piraguas.

A 4,3 km de Sebúlcor se alcanza la desviación a la derecha –señalizada- que acerca hacia los cortados del cañón. Novecientos metros más adelante una nueva señal desvía a la izquierda, hacia la explanada que sirve de aparcamiento, adyacente al lugar desde el que se contemplan las ruinas desde lo alto.

Quien no se conforme con esta vista y quiera descender al fondo del cañón por uno de los pocos accesos que tenía el monasterio con el mundo exterior en su momento –el otro se localiza aguas abajo, en el portillo de la Pez- debe retroceder hasta el último desvío y proseguir por el ramal de la izquierda, que corre paralelo al río, unos 200 metros más hasta alcanzar un símil de rotonda pinariega y arenosa presidida por un gran pino de tres brazos. Tras un cartel del parque se inicia la senda de cabras que lleva hasta el fondo del cañón.

Un buitre leonado posado en las orillas del río Duratón, cerca de las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz. Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;
Un buitre leonado posado en las orillas del río Duratón, cerca de las ruinas del convento de Nuestra Señora de la Hoz. Parque Natural Hoces del Duratón. Cerca de la localidad de Sebúlcor. Segovia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego;

La construcción del embalse de Burgomillodo –o del Burguillo- en 1925 transformó por completo el paisaje del interior de las hoces, que hasta ese momento tendrían espacio en sus dos riberas para transitar por ellas e incluso albergar alguna huerta. Desde entonces el caudal quedó regulado por la presa y sometido a las necesidades del embalse, de manera que sólo es posible transitar por sus orillas cuando el nivel desciende los suficiente.

El curioseo de la ruinas requiere la máxima precaución, al tiempo que se hace evidente cómo enormes bloques de caliza han acabado aplastando en muchas partes las ya de por sí amenazadas ruinas. Uno de los episodios más recordados del convento cita que la noche del 7 de septiembre de 1492 se derrumbó todo él por completo como consecuencia de los pobres materiales con los que se había construido, a excepción de la iglesia, en la que se encontraba rezando maitines toda la comunidad. Así que entre tanto desplome, bombardeo pétreo, agua en derredor y buitre volando los monjes de la Hoz debían de considerarse los más afortunados del mundo, siquiera por seguir vivos en tan maravilloso lugar.

EN MARCHA. Hasta Sebúlcor, punto de inicio del paseo, puede llegarse desde Cuéllar o Segovia alcanzando antes la localidad de Cantalejo.
EL PASEO. Sin señalizar. Es de fácil realización -4,3 km- entre Sebúlcor y el mirador sobre de las ruinas del convento. El descenso al fondo del cañón requiere buen calzado y mucha precaución, siempre que el caudal del Duratón y el reglamento del parque lo permitan.
INFORMACIÓN. Parque Natural Hoces del Río Duratón, tel. 921 54 05 86. Ayuntamiento de Sebúlcor, tel. 921 52 10 16. Sobre la historia y vida en el convento: www.sebulcor.com.

Croquis del paseo al Monasterio de la Hoz. © Javier Prieto Gallego
Croquis del paseo al Monasterio de la Hoz. © Javier Prieto Gallego

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6 Comments

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  1. says: olivagarci@gmail.com

    Fantástico y útil calendario que adornará la estancia que prefieras a la vez que te invitará a conocer nuestro rico patrimonio cultural y natural.Haz ya tu reserva

  2. says: José

    Un millón de gracias por este artículo tan completo. Me ha servido de gran utilidad para la visita que haré mañana durante todo el día a las hoces del Duratón, el convento de la hoz y la ermita de san frutos. Gracias. !!!

  3. says: Eugenio

    Espectacular descripción de una zona que para mi casi es como mi casa. Enhorabuena por el relato al que no le falta ni le sobra nada.
    Gracias por el link a la web de Sebúlcor.
    Saludos.