Sigüenza, la ciudad del doncel (Guadalajara)

Estatua del doncel, en la capilla de Santa Catalina de la catedral de Sigüenza.Tumba del joven Comendador Martín Vázquez de Arce fallecido en la batalla de la Acequia Gorda durante la toma de Granada en 1486. Es famosa tanto por la bella y delicada factura realizada por un autor anónimo en alabastro, como la excepcional pose del difunto en posición semiyacente, no dormido, sino leyendo embelesado un libro. Está considerada una de las más bellas y originales del arte renacentista funerario español. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Sigüenza, la ciudad de los 100 obispos y la ciudad del doncel. Recorrido medieval por la ciudad de Sigüenza visitando sus principales rincones y descubriendo dónde reside la fama de su archiconocido doncel.

Cien obispos y un doncel

Trazas medievales, arte y un monumental castillo en un paseo guiado por Sigüenza

© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

Dicen que Sigüenza es la ciudad de los 100 obispos pero la gente viene como loca a preguntar por el doncel. La mejor forma de descubrir qué tiene que ver una cosa con la otra es apuntarse a las visitas guiadas que arrancan de la Oficina de Turismo, frente a la catedral, y que, dependiendo de si es por la mañana o por la tarde, rulan haciendo el circuito medieval de la ciudad (7 euros y dos horas de duración) o el de su parte barroca. Es entonces cuando surge una pequeña decepción para la que conviene estar avisado: la bella estatua funeraria de don Martín Vázquez de Arce, el afamado doncel, no entra en el ticket ni de la una ni de la otra. Esta se encuentra ubicada en la capilla Santa Catalina de la catedral y para verla en condiciones y no malamente a través de la verja que la cierra hay que volver a apuntarse a otra visita guiada: 4 euros más dan derecho a ver al doncel cara a cara y, de paso, hacer el recorrido guiado por el interior de la seo. Ambas opciones, la visita guiada a la ciudad por la mañana y la de la catedral por la tarde, son la mejor manera de redondear una jornada de historia, arte y migas con cabrito.

La ubicación de Sigüenza en la cuenca alta del río Henares, rodeada de promontorios fácilmente defendibles, riberas fértiles y un amplio corredor natural para transitar por entre el Sistema Central y la Serranía de Cuenca la hicieron bien apetecible desde el principio. Fue asentamiento celtíbero y de entonces procede su nombre: primero fue Segonola y tras la asimilación romana, Segontia que, según los expertos, viene a significar «la que domina el valle».

El caso es que Roma le vio ventajas a quedarse con una plaza que se ubicaba al paso de la calzada que estaban construyendo entre Mérida y Zaragoza, una de las arterias fundamentales de su conquista ibérica y, aunque le dieron la preeminencia a la cercana Medinaceli, usaron Sigüenza como plaza estratégica. Pero cuando de verdad comienza a cobrar el peso histórico que hoy se percibe a simple a vista es al vuelo de la Reconquista, en los albores del siglo XII, cuando Alfonso VII utiliza aquí una fórmula que ya había ensayado -con éxito- en otras partes: encarga su reconquista a un obispo con espada, Bernardo de Agen, guerrero, culto y empeñado asentar a fuerza de mandobles la «fe verdadera».  En 1123 lo consigue y fija su residencia en el castillo. Más abajo comienzan, al poco, las obras de la catedral. La recompensa a la misión cumplida por el obispo guerrero no fue pequeña: la entrega de la ciudad por parte del rey al obispado, con una especie de carta-puebla que convierte a los obispos en señores temporales de la ciudad, con todo el poder del mundo para mandar en su feudo, dictar leyes, sentencias y ejecutarlas, y ordenar la vida civil, militar y eclesiástica dentro de su jurisdicción y disponer de ella a su antojo. Osea, una especie de Vaticano en pequeño que convirtió a Sigüenza entre los siglo XII al XIX en una poderosa diócesis a cuyo rebufo aspiraban quienes pretendían medrar en la carrera eclesiástica. Sigüenza se mantuvo como señorío episcopal hasta 1796, aunque es 1812, con la nueva Constitución, cuando el gobierno municipal alcanza su plena autonomía.

Sigüenza.Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Sigüenza.Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

Así las cosas, es de lo más normal que el recorrido guiado que ofrece la Oficina de Turismo por el entramado de calles que conforman la Sigüenza medieval comience, precisamente, a las puertas de su catedral, la ejemplificación del poder terrenal en torno a la casa de Dios. O lo que es lo mismo, un híbrido entre castillo y catedral con dos imponentes torreones almenados desde los que defender por las bravas lo que no pudiera pararse solo con las palabras. Tras la reconquista de la plaza para los cristianos, y al tiempo que se recompone el castillo y se fortifica la zona alta del enclave, en la parte baja, a medio camino entre el castillo y el río, comienza también la construcción de la basílica. A su alrededor irá brotando el burgo medieval, el conjunto de callejas que suplanta al entramado del periodo musulmán, que irá poblándose por los miembros del cabildo, los servidores del templo, y la abultada corte de artesanos y trabajadores que van dando forma al templo durante el dilatado periodo de su construcción: 300 años para ponerlo en pie y un par de siglos más para terminar de adornarlo. Sus dos potentes torres almenadas fueron levantadas una en el siglo XIV y la otra en el XVI.

Catedral de Sigüenza.Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Catedral de Sigüenza.Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

Frente a ella, en una esquina, queda la plaza Mayor, organizada como tal por impulso del obispo y cardenal Mendoza, personaje fundamental de la historia de España que tuvo en Sigüenza mando y mano para acometer numerosas obras. Su idea fue habilitar aquí un espacio organizado en el que celebrar fastos, mercados o corridas de toros, en un corro acotado por edificios desde los que pudieran asomarse las fuerzas vivas de la ciudad -eclesiásticas todas-. El lateral porticado más largo estuvo destinado a albergar a la nutrida tropa de clérigos, capitulares y beneficiados de la Ciudad Mitrada. Frente a la catedral, también con amplias arcadas, quedó el Palacio de los Deanes que acogió, ya en el XIX, al Ayuntamiento.

Iglesia de Santiago. Románica del siglo XII. Destruida durante la Guerra Civil, su interior está siendo rehabilitado como espacio de actos culturales. Sigüenza. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Iglesia de Santiago. Románica del siglo XII. Destruida durante la Guerra Civil, su interior está siendo rehabilitado como espacio de actos culturales. Sigüenza. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

Ese es el arranque de la calle Mayor, empinada cuesta que fuera el eje vertebrador de la ciudad medieval y el cordón que unía sus dos centros de poder en aquel tiempo, la catedral y el castillo. A medio camino queda una puerta de la muralla, la del Sol, y algo más arriba la iglesia de Santiago. Su origen es tan antiguo como la ciudad. En su interior tuvieron lugar los concejos abiertos. En el siglo XVI pasó a formar parte del convento de clarisas que se construyó al lado. Durante la Guerra Civil fue destruido y ahora su espacio se usa como lugar de actos culturales. 

La siguiente parada es en la Casa del Doncel, un recoleto rincón de la Travesaña Alta, casi enfrente de la iglesia de San Vicente. Por fuera es un caserón nobiliario con forma de casa-torre, de estilo gótico, reconstruido en torno al siglo XV sobre otro anterior del XIII. En su dilatada historia ha sido morada de ilustres familias, entre ellas, la más notable, la de los Arce y Sosa, la del doncel. Su interior ha sido rehabilitado por la Universidad de Alcalá de Henares y acoge espacios expositivos, el Centro de la Vihuela de Mano y Guitarra Española y el Archivo Municipal. Y en el sótano, la sorpresa de una trabajada decoración mudéjar con arcos e inscripciones del Corán que hablan de un tiempo en el que adornar así era tenido como signo de distinción y gusto exquisito.

Salones con decoración mudéjar de la Casa del Doncel. Casa-torre nobiliaria considerada el mejor ejemplo de arquiitectura civil gótica de Sigüenza.Estuvo habitada por la familia del dondel de Sigüenza, los Arce y Sosa. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Salones con decoración mudéjar de la Casa del Doncel. Casa-torre nobiliaria considerada el mejor ejemplo de arquiitectura civil gótica de Sigüenza.Estuvo habitada por la familia del dondel de Sigüenza, los Arce y Sosa. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

La de San Vicente es, junto a la de Santiago, otra de las parroquias levantadas en el tiempo en el que comenzó a erigirse la catedral. Y algo más allá se abre la plazuela de la Cárcel, el desahogo urbano en torno al que se organizaba el poder civil -Ayuntamiento, cárcel y archivo municipal-, si bien siempre supervisado por un poder eclesial que nombraba cargos y reglamentos.

Pozo en el patio del castillo de Sigüenza. Rehabilitado desde 1976 como Parador de Turismo. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Pozo en el patio del castillo de Sigüenza. Rehabilitado desde 1976 como Parador de Turismo. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

El castillo, en lo más alto, era también la residencia del poder supremo: los obispos que en Sigüenza han sido. Desde la Reconquista y a lo largo de siete siglos fueron acomodándose en él teniendo en cuenta que su seguridad personal dependía también de la contundencia de sus defensas. Y a juzgar por estas, debían de albergar grandes temores. Entre los siglos XIV y XVI se levantaron las dos torres gemelas del lado norte. Uno de sus episodios más notables es el paso por él, como infeliz prisionera, de doña Blanca de Borbón, que aquí penó cuatro años de reclusión por orden de su esposo, el rey Pedro I el Cruel. Tan cruel que la repudió tras dos días de matrimonio e hizo todo lo posible por no volver a saber de ella ni de quienes la apoyaban como legítima reina.

Concluido el circuito que ofrece la Oficina de Turismo, que además de lo dicho se remata con un corto recorrido por el exterior de las murallas y las puertas medievales, queda el de la catedral, imprescindible para quien no quiera marcharse de Sigüenza sin saber por qué es tan famoso su doncel. Es entonces cuando se descubre que, en realidad, la fama no es del doncel, don Martín Vázquez de Arce, Comendador de la Orden de Santiago, ligado a una muy noble y poderosa familia, que fue a morir en la batalla de La Acequia Gorda durante la toma de Granada. La fama es de su estatua funeraria, tenida por una de las más bellas y originales del arte funerario renacentista español. La única en la que un caballero aparece, serenamente, leyendo. Tan relajado y tranquilo como para pasar así la eternidad. Tan cómodo como si estuviera esperando la llegada del sueño. Tan embelesado en su lectura como para no darse de cuenta de que su tumba es, hoy por hoy, una de las más famosas de España.

Estatua del doncel, en la capilla de Santa Catalina de la catedral de Sigüenza.Tumba del joven Comendador Martín Vázquez de Arce fallecido en la batalla de la Acequia Gorda durante la toma de Granada en 1486. Es famosa tanto por la bella y delicada factura realizada por un autor anónimo en alabastro, como la excepcional pose del difunto en posición semiyacente, no dormido, sino leyendo embelesado un libro. Está considerada una de las más bellas y originales del arte renacentista funerario español. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Estatua del doncel, en la capilla de Santa Catalina de la catedral de Sigüenza.Tumba del joven Comendador Martín Vázquez de Arce fallecido en la batalla de la Acequia Gorda durante la toma de Granada en 1486. Es famosa tanto por la bella y delicada factura realizada por un autor anónimo en alabastro, como la excepcional pose del difunto en posición semiyacente, no dormido, sino leyendo embelesado un libro. Está considerada una de las más bellas y originales del arte renacentista funerario español. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

Y aunque sorprenda, se trata de una fama reciente. Le llegó cuando viajeros inquietos, como Ortega y Gasset, descubrieron que esa capilla guardaba un estatua excepcional: la de un hombre joven, tenía 25 años cuando murió, inmortalizado en alabastro con gran maestría por un autor desconocido y en una pose nunca vista, como quien, en lugar de esperar la Resurrección y la vida eterna esperara, paradojas, la llegada de la muerte.

Aunque se sabe algo sobre la vida del personaje, se desconoce el por qué de una pose tan singular. Entre la historia y la leyenda se refiere que el tal caballero tuvo una temprana formación humanística, como correspondía a su clase social, pero en la que no faltó tampoco la propia de su carrera militar, por la que él siempre se sintió mucho más inclinado, a pesar de la insistencia de su madre para la que la abandonara y no siguiera los pasos de su padre, que también era militar. Muy al contrario, su vocación militar se acrecentó ante la llamada de los Reyes Católicos para colaborar en la conquista de Granada que en esos momentos se estaba llevando a cabo. Allí acudió a luchar y allí resultó mortalmente herido víctima de una escaramuza del ejército musulmán que inundó la acequia Real o Gorda del río Genil cuando los caballeros cristianos se encontraban metidos en ella. Ya en trance de muerte, parece ser que en brazos de su padre, que peleaba también en la contienda, le hizo prometer que en su tumba funeraria le colocaría con un libro entre las manos, no con un arma tal como acostumbraban los caballeros, para que sirviera de ejemplo especialmente a su hermano y le inclinara no a seguir el camino de la guerra sino el de las letras, tal como siempre le había pedido su madre.

Estatua del doncel, en la capilla de Santa Catalina de la catedral de Sigüenza.Tumba del joven Comendador Martín Vázquez de Arce fallecido en la batalla de la Acequia Gorda durante la toma de Granada en 1486. Es famosa tanto por la bella y delicada factura realizada por un autor anónimo en alabastro, como la excepcional pose del difunto en posición semiyacente, no dormido, sino leyendo embelesado un libro. Está considerada una de las más bellas y originales del arte renacentista funerario español. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Estatua del doncel, en la capilla de Santa Catalina de la catedral de Sigüenza. Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

Efectivamente, la estatua funeraria fue encargada por su hermano, Fernando Vázquez de Arce, que siguió la carrera eclesiástica y llegó a ser obispo de Canarias, y colocada en la capilla familiar, dedicada a Santa Catalina, de la catedral de Sigüenza, que preside el monumento funerario con los restos de sus padres. Aunque se desconoce el autor se cree que pudo ser realizada en el taller de Sebastián de Almonacid, en Guadalajara, a finales de siglo XV o principios del XVI. 

Pero a pesar de su belleza y su fama no es lo único de interés en la visita a la catedral. Resulta también muy llamativa e interesante la sacristía de las Cabezas, llamada así por los 304 rosetones con efigies de personajes eclesiásticos relacionados con la historia de Sigüenza que adornan sus bóvedas de cañón. Fue diseñada por Alonso de Covarrubias. Dentro se encuentra la capilla de las Reliquias. También es de interés la fachada de la sacristía, de estilo de manierista, realizada en el siglo XVI por Juan y Pedro de Buega. Las puertas, labradas en nogal, forman un conjunto de iconográfico de interés en el que aparecen 14 vírgenes y mártires queriendo significar que se encuentran a las «puertas de la gloria». Otro rincón interesante de la catedral, en el brazo izquierdo del crucero, es el mausoleo de don Fadrique de Portugal, presidido por la imagen de este obispo, y el altar de Santa Librada, con el arca que guarda los restos de la santa.

Bóveda de la sacristía de las Cabezas, llamada así porque en ella se localizan 304 rosetones con las cabezas de personajes entre los que se encuentran el Papa, cárdenales, canónigos y otros muchos personajes eclesiásticos relacionados con la historia de Sigüenza. Fue diseñada por Alonso de Covarrubias. Catedral de Sigüenza.Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego
Bóveda de la sacristía de las Cabezas, llamada así porque en ella se localizan 304 rosetones con las cabezas de personajes entre los que se encuentran el Papa, cárdenales, canónigos y otros muchos personajes eclesiásticos relacionados con la historia de Sigüenza. Fue diseñada por Alonso de Covarrubias. Catedral de Sigüenza.Guadalajara. Castilla-La Mancha. España. © Javier Prieto Gallego

¡Ah! Y por cierto, tampoco es del todo verdad lo de los 100 obispos.  Aunque ya anda cerca: el actual obispo de la diócesis Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez, hace el número 96 de la lista.


INFORMACIÓN.

Oficina de Turismo, tel. 949 34 70 07. Las visitas guiadas al entramado medieval se realizan a las 12,00 del mediodía si hay, como mínimo, 10 personas. Web, www.siguenza.es.

La catedral. Las visitas guiadas a la catedral se realizan de martes a sábado a las 12, 13, 17 y 18 horas. Domingos, 12, 17 y 18 horas.

Jornadas medievales. Del 12 al 14 de julio Sigüenza revive con numerosos actos y representaciones el momento de su esplendor medieval. Fiesta de Interés Turístico Provincial en la que se rememora la prisión de doña Blanca de Borbón en el castillo con desfiles, mercados medievales, asalto al castillo, pasacalles, teatro, conciertos y recreación de batallas.


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El doncel de Sigüenza fue el protagonista de un interesante episodio del programa de TVE «La mitad invisible», de Juan Carlos Ortega.


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